jueves, 9 de febrero de 2012

[RECUERDOS]

Te miento si te digo no haber pensado que sucedería. Que tarde o temprano terminaría por arrojarlos en el desván con una etiqueta que dicte "viejas heridas (manejar con cuidado)".
Que si algún día fueron porque tenían sentido, ahora no son más que tristes y grises nubarrones que ocultan mi sol. Y ante el manifiesto avance  del tiempo, he de seguir adelante, y comprender que con el tiempo nos llenamos de otros días, y de el eventual batir de alas de los sueños.

[DEL SER Y EL HACER]

¿Qué he de ser para ser, si siendo lo que soy ahora he comenzado a dejar de ser?
O ¿es acaso que lo que soy no puedo cambiarlo y tan sólo nos queda la opción de hacer para poder ser en plenitud?; es decir, siendo yo de naturaleza humana y siendo ésta una verdad inequívoca e irrevocable, ¿tan sólo he de escoger que hacer para llevar esa mi realidad humana a una plenitud total?
Reconociendo esto último como cierto, sólo cabe cuestionarnos qué hemos de hacer.
Sí el objetivo es ser una persona plena en todos lo sentidos, entonces he de buscar quién sea pleno y cuando lo encuentre, aprender a serlo; imitarle.
Por lo que entonces, se puede concluir que lo que nos va definiendo como personas, lo que va determinando lo que haremos para Ser, será aquel o aquello que imitemos, que nos fijemos como prototipo a seguir; entonces caballeros, les invito a preguntarse a quienes siguen, pregúntense que tan perfecto es aquello a lo que aspiran, en fin les exhorto a buscarse un buen ideal, algo que aspire a más que solo ser bueno, algo que aspire a la plenitud de la persona, a la plenitud del Ser.

miércoles, 1 de febrero de 2012

[A VECES, SÓLO A VECES]

A veces volteo y pienso, que deberíamos regresar juntos a aquellos días de felicidad y armonía, donde sólo existía el viento en nuestras alas, el horizonte, tú y yo.
A veces escucho al sol y luego a la luna gritarme sin piedad lo que me he atrevido a confesarles y susurrarme por lo bajo lo vil de mis idas y venidas y lo ruin que suele presentarse el panorama.
A veces pruebo el sabor del viento y me sabe a soledad y melancolía, me corta la lengua y penetra en mi razón haciéndome perder el equilibrio.
A veces camino descalzo para sentir el frio del piso y despertarme de los largos letargos en los que caigo inevitablemente cada media hora y 39 segundos.
A veces olvido las cosas porque me distraigo con el olor a tu pelo que se quedó flotando sobre las cuerdas de mi guitarra; ahora cada vez que la toco pienso en ti y me olvido del mundo.
En fin, a veces dejo de ser yo mismo para convertirme en el espectro que solía ser cuando te extrañaba.
A veces, sólo a veces.