martes, 30 de octubre de 2012

[DE LA RESPONSABILIDAD DE ESCRIBIR ... Y LEER.]

Ahora veo claro que, escribir no es sólo el hecho de plasmar letras ordenadas en palabras, que a su vez están ordenadas en oraciones, oraciones que forman párrafos y párrafos que forman páginas y más páginas. Escribir es más; tiene que ser más que eso.
Tal vez por darme cuenta de que no es tan simple como parecía, es que me resulta ahora tan complicado hacerlo.
Escribir es mostrarse a uno mismo; al más jodido interior, y a la más brillante profundidad del escritor. Escribir implica abrirse al mundo, y dejarse en trozos en cada una de las letras.
Escribir tiene que ser un ejercicio de responsabilidad. Con la conciencia de que escribir no se remite tan sólo a ordenar objetos, sino que implica trozos de vida en las letras mismas, entonces el acto en sí le implica al escritor el uso pleno de toda su persona.
Escribir tiene que implicar, por fuerza, una aceptación hacia determinadas consecuencias por lo escrito. Tiene que implicar tomar acción en base a lo escrito. Tiene que implicarle al escritor vivir con, para, de y conforme a sus letras. Si no, se convierten en meras palabras ordenadas que reflejan tan sólo el afán de mentir de un hombre que jugaba con las letras como si éstas no fueran más que simples objetos vacíos de todo sentido y significado. Un hombre que se jacte de escribir, tiene que conocer las implicaciones prácticas de sus escritos, sean éstos objetivos o no.
Yo por mi parte, como presunto pseudo-escritor, reconozco, en esta tarea, una responsabilidad enorme, entiendo que ya no me es legítimo escribir cualquier cosa que se me venga a la mente, sin entender antes  cuales son, fueron o serán las consecuencias de realizar dicha escritura.
Escribir debe representar, para el escritor, formas concretas de incidir en su realidad. Y con esto no intento afirmar, de ninguna manera, que el escribir debe remitirse a objetividades, a escritos formales y serios, que tiendan más al aburrido positivismo que al interesante mundo de la subjetividad del sentimiento humano; más bien, intento dar a entender que, el que escribe, sea lo que sea que escriba, debe reconocer en sus escritos determinadas consecuencias, y debe, necesariamente, hacerse responsable de ellas. Aquél que pretenda escribir sin tomar responsabilidad de sus escritos, entonces no estará escribiendo, se remitirá a ordenar letras en palabras, y palabras en oraciones, oraciones en párrafos y párrafos en páginas y más páginas, carentes, todas ellas, de sentido alguno.
Para el lector, la tarea no es más sencilla. El lector tiene la responsabilidad de intentar interpretar las consecuencias prácticas de la lectura, y si en algún momento entiende que infringe con las leyes morales más básicas, entonces se debe ver obligado a generar una crítica al escritor, la cual, a su vez, debe ser responsable.


Por mi parte, le pido a usted, amable lector, que si no está de acuerdo con lo aquí expuesto, proponga y exponga. De forma que construyamos diálogo y concreciones más certeras.

lunes, 22 de octubre de 2012

[DE ENTUERTOS, COMPLEJOS, DE MÍ, Y DE "ESA MUJER A MI LADO, ESA ERES TÚ"] con un poco de especulaciones y malentendidos.

Con respecto a lo primero, sí. Me encantaría entrar y conocer, instalarme y jugar scrabble un rato.

Sí también a lo segundo; escribo de vez en cuando, magnificando o minimizando las cosas que ocurren en mi día a día. Sí, escribo con faltas de ortografía, escuchando música tranquila y con una taza de café al lado. Y sí, no siempre escribo en la computadora, y no todo lo escribo sobre papel, viene a parar luego a este blog. 

También puedo decirte que mi animal favorito no es el gato, pero haré el sacrificio de cepillarlo por entrar ahí. Y que las frases en este texto son, casi cada una, para personas diferentes.

Sí, quiero viajar; eso en definitiva. Quiero ir a África, casi tanto como para asegurar que no me puedo morir sin haber ido antes, también quiero ir a la India, y anhelo conocer Chiapas. Me encanta andar en bicicleta y rodar y rodar por las calles de Querétaro. Y sí, corro riesgos que a veces no debería correr. 

Sí, efectivamente soy un poco desconcertante, y aveces podría parecerte un misterio, pero soy más simple, o al menos pretendo serlo, de lo que parezco a primera vista. También es cierto que no siempre es así, y mis pensamientos devienen en una suerte de complejidades de magnitudes que en ocasiones ni yo logro comprender. 

Me encanta creer que soy un niño. Me ayuda, cuando me complico las cosas (que es continuamente), a pensar de manera más simple y resolver mis problemas de una forma más alegre. Me gusta pensar a color, y las fotos en blanco y negro. Me gusta el color de tus ojos y el sabor del chocolate.

A veces pienso en escribir y escribir y seguir escribiendo, pero las ideas no abundan en este pequeño cerebro que tengo. Y el tener el cerebro pequeño es una ventaja, en el ataque zombie no seré el primero al que se coman.

No tengo tanto talento como se cree, sólo tuve suerte de compartir mi historia con las personas adecuadas a lo largo de mi vida. Sólo he caminado y jugado a hacer lo que los demás hacen.

Sí, soy una persona sumamente ñoña, me encanta El Señor de los Anillos, me gusta leer, me gusta ver series, me gusta estar en mi casa, hago quehacer y casi toda mi tarea.

Tengo tantos sueños que me encantaría cumplir que ya me he olvidado de algunos y mi lista de cosas por hacer aún parece repleta.

Me gustan mis fotos, pero al parecer, me gustan un poco menos que a los demás. Me gusta como toco mi guitarra, pero al parecer, un poco menos de lo que les gusta a los demás.

En fin, me gusta tanto escribir, y pensar que estoy viajando, que justo ahora me encuentro en la India, en la ciudad azul, en esa azotea desde donde lo veo todo, y esa mujer a mi lado, esa eres tú.

jueves, 4 de octubre de 2012

[QUÉ COMPLICADO SE VUELVE A VECES]

Es curioso, de repente es como si las letras que tenía en la mente se desvanecieran en una nube de tinta pulverizada y una tarde de viento, es decir, es casi como si se disolvieran en la nada.
Pensé que con el conocimiento adquirido sería más fácil escribir más y escribir cosas con mayor utilidad, ya sabes, cosas que puedan tener incidencia real en las vidas de las personas, que las ayude; pero resultó lo contrario, cada vez es más difícil encontrar las palabras adecuadas, cada vez se alejan más y más, mientras más sé, más se deforman mis ideas.
Y es que toda idea que pueda tener para generar un texto, se ve abruptamente cortada cuando me doy cuenta que no tengo los fundamentos necesarios como para argumentarla sólidamente.
Pronto veo convertirse a todas mis ideas en pequeños pastelitos de lodo, sólidos en apariencia, pero que, al no estar más que formados de tierra y agua, con el primer empujoncito se derrumban.

Si no te escribo, no es porque no quiera, es porque se me han terminado las palabras, es porque quiero que, sea lo que sea lo que te escriba, esté bien escrito, que te sirva de algo.

Quiero escribirte, sin duda alguna, el problema no es ese en realidad, el problema es que tal vez tenga demasiadas ganas de escribirte, pero eso tampoco es culpa mia. La culpa es toda tuya, me haces quererte demasiado, y al quererte así no puedo desear darte más que lo mejor de mi, y evidentemente lo mejor que tengo no es este texto.