viernes, 23 de agosto de 2013

[ENTONCES ¿DE QUÉ COLOR LO VAS A QUERER?] uno cortito para niños

Tal vez deberíamos regresar, ¿no crees?. La cabaña que yo conocía ya quedó muy atrás, y nunca antes había venido a estos lugares.
Mi mamá antes me decía que no lo hiciera. Que había grandes criaturas viviendo en esta parte del patio. Que si quería jugar lo hiciera donde ella pudiera verme. Y, aunque siempre me aventuraba tantito más allá de donde ella me dejaba, nunca había venido tan lejos. ¡Por favor! ¡escúchame!.
¡Uy! ¿Viste eso? Allá al fondo. Seguramente fue una de esas cosas de las que me contaba mi mamá. Me dijo que nunca les prestara mis lápices de colores porque se los meten a sus orejas y cuando llegan a sus casas los sacan y los meten en agua hirviendo para hacerse tés de muchos colores.
¡Vente ya! ¡regresémonos! Acuérdate que venimos de la escuela y traemos todos nuestros colores, ¡y además traemos los sacapuntas! ¿qué tal que les sacan punta a nuestros colores hasta acabárselos y luego rellenan sus bolcitas de tés con el polvito?
¿Te conté que una vez vi uno de cerca? Antes de que mi mamá me advirtiera sobre ellos. Son parecidos a ti, claro que yo no te conocía en aquél entonces. Bueno, tu eres morado y con el pelo más largo. Ellos tienen lineas de muchos colores por todo el cuerpo; mi mamá dice que es porque en sus tés acaban todos los lápices de colores que se les pierden a los niños de todas las escuelas de todo el mundo. Además ellos tienen el pelo un poco más cortito y no tienen unas manotas como tú. Pero están igual de gorditos.
Cuando volvamos puedo hacerte un té del color que tú quieras, a lo mejor te sale una franja de pelos del mismo color. Yo no sé que colores combinan con el morado, pero podemos preguntarle a la vecina, sirve que de una vez le pido mi papalote azul, creo que se lo quedó ella.
Oye, ya que empezamos a regresar, ¿qué te parece si... ammm... me cargas un ratito? es que ya me cansé, mi mochila pesa mucho y hoy me tocó la clase de deportes. ¡Además en el recreo jugamos encantados y me tocó ser el encantador!. ¡Uff! gracias. A este paso sí alcanzaremos a regresar como para probar el pastel de chocolate que dijo mi mamá que me iba a hacer.
Entonces, ¿de qué color vas a querer tú té?

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